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RUBÉN DARÍO
o hace encender tu pincel
los rojos labios de miel
o la sangre del clavel.
Tienen ojos asesinos
en sus semblantes divinos
tus ángeles femeninos.
Tu caprichosa alegría
mezclaba la luz del día
con la noche oscura y fría:
Así es de ver y admirar
tu misteriosa y sin par
pintura crepuscular.
De lo que da testimonio:
Por tus frescos, San Antonio;
por tus brujas, el demonio.
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