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RUBÉN DARÍO
de España está sobre la veste oscura
tu nombre, como joya reluciente;
rompe la Envidia el fatigado diente,
y el Olvido lamenta su amargura.
Yo en equívoco altar, tú en sacro fuego,
miro a través de mi penumbra el día
en que el calor de tu amistad, Don Diego,
jugando de la luz con la armonía,
con la alma luz, de tu pincel el juego
el alma duplicó de la faz mía.
II
DE DON DIEGO DE SILVA VELÁZQUEZ
A DON LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE
Alma de oro, fina voz de oro,
al venir hacia mí ¿por qué suspiras?
ya empieza el noble coro de las liras
a preludiar el himno a tu decoro;
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