Página:Cantico de Navidad.djvu/199

Esta página ha sido validada
— 180 —

La orquesta preludió la postrer contradanza. Como arrastrado mágicamente, fuí á colocarme enfrente de la encantadora mejicana, aunque muy separado. Ví á todos los candidatos, dando muestras de su exquisita educacion, que solicitaban el honor de bailar con ella. A todos les fué negado. No quedaba más que San Buryan. Acercóse lleno de confianza, y animado por la triunfante sonrisa de su madre. Zell se puso de pié antes de que desplegase los labios.

—Dadme el brazo porque deseo atravesar el salon, le dijo en alta voz.

Acercáronse á mí, y soltándose de lord San Buryan, tendióme sus preciosas manos, exclamando:

—Cárlos, Cárlos; ¿no me conoces? Vengo á rogarte que..... que me hagas el favor de bailar con tu antigua amiga Zell.

Hoy poseemos más de un parque poblado de ciervos; pero sólo del de Escocia, segun el dictamen de Zell (que quiere siempre ser mayor y más sesuda que yo), le envié á mi amigo Roger una pierna de venado digna de la mesa de un rey.