—¿Estas de mal humor? Lo siento, añadió Samuelson: venid, hija mia.
—Cárlos, Cárlos, exclamó Zell.
Me quedé sin fuerzas. Ella me hizo un saludo y el tutor se la llevó consigo.
Permanecí todo el dia frente á la ventana como si hubiese de venir Zell, aunque no la esperaba. Se habia llevado toda mi felicidad y mi ansia de vivir. Cuando el hambre se presentó no tuve ánimo para ir en busca de alimento, y á la hora que en los dias anteriores habia sido tan feliz para mí porque cenaba con Zell, me acosté en su lecho, rindiéndome al abatimiento y á la desesperacion. Mis ideas se confundieron, mí pulso emepezó á latir con fuerza y dolorosamente, oí que me llamaban y despues me desvanecí.
Desperté en casa de mi padre despues de tres semanas de enfermedad. Pronto estuve en disposicion de volver al colegio, mas no á Glumper House. Durante mi delirio habia revelado el nombre de mi familia y algunos más, porque el de Zell era familiar para mi madre y Anita.
Años adelante se dió un gran baile en el palacio del virey de Irlanda, y yo fuí invitado en mi calidad de teniente de dragones. La fiesta era brillantísima porque se trataba de despedir á un virey muy popular. Este en un círculo de oficiales decia:
—Señores: tan buena conquista no se