Página:Cantico de Navidad.djvu/137

Esta página ha sido validada
— 117 —

mos en cuestion, me desdiré, y rebajaré algo del primer propósito que he tenido.

—Ahora desliad mi paquete, dijo la primera mujer.

El tendero se arrodilló para mayor comodidad, y deshaciendo una porcion de nudos, sacó del lio una gruesa y pesada pieza de seda oscura.

—¿Qué es esto? preguntó. Son cortinas de cama.

—Sí, contestó riendo la mujer é inclinando el cuerpo sobre sus cruzados brazos. Cortinas de cama.

—No es posible que las hayas quitado, con anillos y todo, mientras que él estaba todavía en la cama, observó el tendero.

—Sí; ¿por qué no?

—Entonces has nacido para ser rica y lo serás.

—Te aseguro que no vacilaré en echar mano sobre cualquier cosa tratándose de ese hombre: te lo aseguro, amigo, ratificó con la mayor sangre fria. Ahora cuidado que no caiga aceite sobre los cobertores.

—¿Los cobertores? ¿De él? preguntó el tendero.

—De quién habian de ser? ¿Tienes miedo de que se constipe por haberle despojado de ellos?

—Pero confio en que no habrá muerto de alguna enfermedad contagiosa. ¿Eh? pre-