Página:Cantico de Navidad.djvu/103

Esta página ha sido validada
— 83 —

llenos, hasta los ojos, de salsa de cebollas. Una vez cambiados los platos por Miss Belinda, su madre salió del comedor, pero sola, pues la emocion que le dominaba por el importante acto que iba á cumplir, requeria que no la molestaran testigos: salió para servir el pudding. ¡Oh! ¡oh! ¡Qué vapor tan espeso! Sin duda habia sacado el pudding del caldero. ¡Qué mezcla de perfumes tan apetitosos, de esos perfumes que recuerdan el restaurant, la pastelería de la casa de al lado. ¡Era el pudding! Despues de medio minuto escaso de ausencia, Mrs. Cratchit, con la cara encendida, sonriente y triunfante, volvió á la mesa, en la que presentó el pudding, muy parecido á una bala de cañon en lo duro y firme, y flotando en media azumbre de aguardiente encendido, y todo coronado por la rama de acebo, símbolo de la Navidad.

¡Qué maravilloso pudding! Bob Cratchit dijo, de una manera formal y seria, que lo consideraba como la obra maestra de Mrs. Cratchit desde que se habian casado, á lo que respondió la interesada, que ahora que ya no tenía ese peso sobre el corazon, confesaba las dudas que habia tenido, acerca de su tino en echar la harina. Todos experimentaron la necesidad de decir algo, pero ninguno se cuidó, si tuvo tal idea, de decir que era un pudding bien pequeño para tan numerosa familia. Verdaderamente hubiera