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Y en tanto cantabas, en torno a tu lira
Un meeting de estrellas te oía en el cielo.

III


Las quejas de Lugones por fin has escuchado
Y en una hermosa réplica nos ha demostrado
Que el filón de oro de tus versos no tiene fin
Que el raudal de tu poesía nunca agotas
Y siempre hay nuevas notas
En tu viejo violín.
Gracias, maestro, las musas dicen en coro
Porque en el regio alcázar de tus versos
Sigue sonando el surtidor de oro;
Porque en ritmos diversos
Siempre nuevos, siempre grandes, siempre hermosos
Resuenan tus extrañas melodías
Tus cantos deleitosos
Tus divinas armonías
Tus sueños orquestales y pomposos.