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CROQUIS.


A Manuel M. González.


I
STELLA MATUTINA.


Con estremecimientos voluptuosos
despertó la riente madrugada,
la cabellera rubia destrenzada
y envuelta con cendales vaporosos.

Circulan calosfríos misteriosos
por la sierra, y el valle, y la hondonada,
y allá en el florestal, la orquesta alada
puebla el aire de trinos deleitosos.

Alborea: en las ondsis de la fuente
algo esplende magnífico, algo azoga
el opaco cristal de su corriente;

mientras la estrella matinal que boga
en los profundos mares del Oriente,
en áurea y viva claridad se ahoga.