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á su josca va á ordeñar;
y después que ha conclüído,
el cacharro al hombro se echa
y retorna satisfecha
caminito de su hogar.

Cuando el Sol se ha levantado
—ascua de oro—tras la cumbre,
y el influjo de su lumbre
todo aviva al parecer;
la zagala bulliciosa,
con donaire y con salero,
á su novio, á su yuntero
lleva alegre de comer.

¡Ah! Florinda nunca tiene
un instante de sosiego,
por sus venas corre fuego:
es ardiente y es feliz.
Ora silba á los zinzontes
pastoral canción sencilla,
ora envuelve mantequilla
en las hojas del maíz;
 
Ora riega los jacintos,
las violetas, los claveles,