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FLORINDA.


A Ignacio M. Luchichi.


Es Florinda la muchacha,
la simpática pastora
más gentil y seductora
del alegre Ajuchitlán;
son sus labios que tiñeron
de rubí los cardenales,
dos riquísimos panales
que manando miel están.

El nervioso y revolante
colibrí tornasolado,
busca el jugo almibarado
de esa boca virginal,
que al abrirse muestra blanca
dentadura, que se antoja
una espléndida panoja
que aun no cuaja en el milpal.

En su aliento tibio y blando
hay selváticos aromas,
sus mejillas son dos pomas
matizadas de carmín;