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II
AL CAER LA TARDE.


Cuando el Sol con pereza se abandona
en brazos de la Tarde, enardecido,
vuelve á su choza el labrador rendido
y el aire entibia la caliente zona.

El indio al son de su guitarra entona
un canto melancólico y sentido,
y en busca del regazo de su nido
llora la tortolilla cimarrona.

¡Y es de ver, cuando el día sus fulgores
sopla y apaga, mientras Venus brilla
y suenan de la esquila los clamores;

cómo con fe, con devoción sencilla,
las muchachas del pueblo llevan flores
y acuden á rezar á la capilla!