Página:Campaña y guarnicion - E. Mayer.pdf/33

Esta página ha sido corregida
16
Campaña y guarnición


son tan miseros para con el prójimo que no sea de la banda, que le negarían hasta el agua al gallo de la pasión: son unos malvados carbonarios y masones herejes, hijos legitimos en lo perverso de aquellos judios que escarnecieron á nuestro señor Jesu-Cristo.

—¡Con que esa teniamos! vaya un inocente, el tal Ratoncito!

—¡Esa teníamos!... Si no fuera más que eso. No se puede creer, mi coronel, lo bribonazo que es ese pícaro cuatroojos. El sargento Cano dice que es un animalito tan inteligente, que no le falta sinó hablar para que se pueda decir de él que tiene un alma como los cristianos; pero yo creo que sin necesidad de eso tiene alma, pero alma de algún condenado que ha desertado del infierno y ha buscado asilo en ese cuerpo. ¡Oh señor! qué discípulo ha formado ese tahur de tambor mayor, que lo quiere como á su hijo. Ponga atención y hágalo espiar y ya verá si el may taimado es ladrón ladino no sólo de gallinas, sinó también de dinero y alhajas, y de todo aquello que cualquiera de los de la banda le senale al pasar.

—¡Qué estás contando Juanita! ¿no exajeras algo impulsada por tu conocida enemistad por sus dueños?

—Qué dianas ni qué retretas, mi coronel; sería cosa de nunca acabar si una se pusiera á referir todas las habilidades de ladrón y contrabandista que tiene ese trompeta de perro color de tiricia en cara de chino. Causa de él hubo de perder sus ginetas de eargento mi marido, antes que usted tomara el mando del batallón, y sólo su buen nombre y autecedentes lo salvaron de la desgracia inmerecida, y que habria sido motivo de vergüenza tan grande para él que á la primera se habría hecho matar, y yo me habría quedado viuda.

—Vamos, refiéreme el hecho sin muchos preámbulos y comentarios, pues de lo contrario tendrás que contármelo durante la