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CAPITULO VII
El lecho de muerte.
Habian transcurrido cuatro días, desde que la infeliz costurera habia perdido la razon. Los médicos aconsejaron á Mercedes, la llevase al campo.
La madre del desvalido que no omitia medio alguno para lograr el restablecimiento de la salud de su protegida, hizo los preparativos de viage, y en la mañana del tres de Junio, salian en una diligencia, con destino á una casa de campo que tenia Mercedes a veinticinco leguas de la ciudad, dejando al cochero Pedro al cuidado de la casa.
Cuando este quedó solo, corrió á casa de Jaime y le dijo:
—Señor vengo á avisar á Vd., que la señora se fué ya.
—¿Has (luedado tu solo en la casa?
—Sí señor.
—Es preciso que me lleves à ella.