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—Nó!..... no !. ..... yo no deliro .... y giraba sus miradas por todo lo que la rodeaba, no!.... no deliro!... las flores.... Sí! cuando volví a mi cuarto ...... ya no estaban en el florero.... y en mi costurero..... Sí, hallé una sortija.... yo me acuerdo bien..... yo no quise atender lo que él me decia...... lo dejé solo...... él dejó un billete en mi ropero...... pero yo no quise abrirlo ..... hasta que mi tia se mejorase.... Mercedes... vamos ...... pronto .....

La infeliz costurera queria abandonar nuevamente su lecho.

—Pero á donde quieres ir infeliz criatura?

—Adonde? ..... á buscar. á Carlos.... tiene celos...... ¡¡Cárlos!!..... no me responde.... ¡està celoso! Cárlos!!..... no quiere venir...... Já! Já! Já!!...

Camila lanzó una carcajada estridente.

La infortunada jóven en su debilidad, no pudo resistir á este nuevo golpe.

Estaba loca.

Mercedes se lanzó fuera de la habitacion y mandó una sirvienta en busca de un médico. A su regreso á la habitacion de la enferma halló á esta al frente de un espejo, tratando de adornar su cabeza con las flores secas que su amante le habia enviado.

Su semblante tenia toda la espresion de la felicidad.

—Camila! por Dios! acuéstate... ven conmigo.