Una palidez mortal, velaba su arrugada faz. Sus ojos hundidos por la edad y las dolencias, no habian dejado en ella, mas que dos negras y profundas concavidades—Sus labios blancos como la cera temblaban como la hoja de un árbol agitada por el céfiro.
—Mercedes..... voy á morir.... mi último adios.... envuelve... una súplica..... como pronto.... una fria mortaja.... envolverá.... mi estenuado cuerpo....
—¿Que está usted diciendo Señora?
—Mercedes.... te recomiendo.... á Camila.... mi muerte.... tan próxima ya... la deja.... abandonada.... no tiene.... mas amparo.... que tu virtuoso.... corazon.
Camila salió precipitadamente, y fué a caer sin sentidos sobre la estera de su habitacion.
Las palabras lúgubres de su tia eran acerados dardos que desgarraban atrozmente su sensible corazon.
—Señora: decia Mercedes anegada en llanto, Camila no tendrà tan pronto necesidad de mi. Vivirá usted mucho tiempo aun. No tenga usted esas ideas que no harán mas que acortar su existencia. Es preciso que se restablezca pronto....
—No me interrumpas.... Mercedes.... porque.... me queda.... poco tiempo.... para pedir.... tu proteccion.... para esa.... infeliz criatura.....
-Señora: el dia que Vd. llegase á faltarle,