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—No tengo la felicidad de haber tenído motivo para ser acreedor á la gratitud de Vds., pero si alguna vez la tengo de poder ser a Vds. útil en algo, mi nombre es Cárlos Prado y pertenezco al "canton patria." A los pies de Vd. señora. Señorita sentiria que el desagradable suceso de hoy, dejara á Vd. algo que la mortificase.

Dió la mano á Dª. Marta y oprimió la de Camila.

La mirada de ambos jóvenes se encontró de nuevo......

Desde ese momento sus nobles y juveniles corazones, quedaron ligados por el celeste vínculo del amor mas puro.

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Habian transcurrido tres dias, y al espirar el último, un suave golpe dado con el llamador de la puerta de la calle, fué á repercutir en él corazon de Camila.

—Llaman? preguntó la tia.

—Creo que sí, contestó la sobrina.

A este tiempo una sirvienta atravesaba el patio y se dirigia á la puerta. Un minuto despues, entró á la sala, dieiendo.

—Señora, un jóven pregunta por usted.

—Hazlo pasar adelante .

El rostro de la costurera se cubrió de un vivo carmin, su mano temblaba dejando escapar la aguja de entre sus dedos, y su corazon latía de ansiedad.