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alguna vez te hubieses encontrado frente a frente con una de aquellas mugeres, cuya mirada mágica clava un solo sentimiento en el corazon, un solo pensamiento en la mente; y una sola esperanza en la ilusion, entonces, solo entonces, podrias comprender la amargura de mi vida—¡CELOS INFUNDADOS!

¿Crees acaso que el miserable Aguilar, frecuentaria la casa de esa muger sino fuese correspondido? ¿No lees en su diabólico semblante; la satisfaccion interior de su maldito corazon?

Esta tarde fuí á casa de Camila y alli estaba ese hombre. Le regalé un ramo de flores y la medalla que nos habian distribuido en la plaza. Al entregarle ambas cosas clavé mis ojos en el satánico rostro de ese hombre. ¡Maldicion! Una sonrisa infernal vagó por sus labios...... ¿Sabes Arturo lo que quiere decir esa sonrisa? Esa sonrisa tan sarcástica como diabólica me ha dicho que Camila me es infiel! ¡Sí!—no necesito mas para convencerme que soy el mus desgraciado de los hombres. Pero... ¿por qué engañarme esta muger? Ella me ha jurado anegada en las lágrimas de la felicidad, un amor verdadero y eterno.

¿Habrá sido todo una infame ficcion?

¡No! Esa muger no me engañaba. Sus consoladoras palabras eran del corazon. Su acento celestial, sus lágrimas, preciosas perlas tan transparentes como su alma, el hechicero rubor de su rostro de ángel.... todo! todo! era amor, Pero hoy ¿dónde está ese corazon que yo sa-