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—Ese velon durarà los dias que dure tu infame vida: él alumbrará, al fin, la cabeza de un virtuoso padre de familia y el cadáver de su asesino muerto de hambre.

—Dios mio!! Jaime!! yo no puedo morir así.'

—No llames á Dios: llama á Rosas, á Oribe, á Urquiza, á Troncoso, a Pablo Alegre.....

—Jaime estas en un error.....

—Escucha bandido: aun falta algo.

Jaime sacó un papel de uno de sus bolsillos, y despues de pegarlo en la pared, con cuatro obleas que al efecto traia, leyó en alta voz estas palabras:

"Yace en este sótano el cadáver de Blas Aguilar."

"Fué uno de los mas sangrientos mashorqueros, sostenedores de la tirania de Rosas. El hijo' de una de sus víctimas, le abre esta tumba."

—No! dijo Aguilar: yo no puedo tener este fin, tengo oro Jaime; todo será tuyo.

—Mercedes no regresa hasta dentro de cuatro ó cinco meses.

—Jaime: compasion!.....piedad!

—Pedro no está muerto: fué un narcótico lo que le dí: El dinero que ecsiste en vuestra caja me pertenece porque vos me robasteis la fortuna que debia heredar: con el voy á trabajar honradamente, para ganar mi sustento lejos de mi Patria. Yo me embarco con Pedro á quien instruiré de todo, y maldecirá tambien tu memoria.