las contricciones torácicas — el no saber vestir higiénicamente al niño — las actitudes defectuosas — el no saber tenerlo en brazos, el enseñarle a caminar mal, el sentarlo apoyando el pecho contra la mesa, el habituarlo a escribir en posiciones forzadas producen escoliosis sacando de su sitio los puntos de inserción de los músculos respiratorios por lo cual la inspiración y la expiración son incompletas o irregulares.
En los niños normales la insuficiencia respiratoria que predispone a la tuberculosis — pues la poca cantidad de aire ingerido expande lo menos posible la caja torácica — tiene casi siempre por causa la obstrucción nasal que los obliga a respirar por la boca. Para corregir este pequeño defecto de tan funestas consecuencias basta el aseo prolijo de la nariz, una pequeña operación o la vigilancia constante hasta que el niño se acostumbre a no respirar más por la boca, que no es el órgano apropiado pues inspira menor cantidad de aire, deja pasar partículas en suspensión, ingiere el aire frío y húmedo que ataca la garganta, deseca las mucosas, lesionando poco a poco la laringe y los bronquios, unido todo esto a una alimentación oxigenal insuficiente y a un desarrollo menor de la capacidad torácica que lleva a la tuberculosis, adquirida por la criminal ignorancia de los padres.
Los baños higiénicos de sol mantienen de una manera natural la temperatura constante. Durante los 6 primeros meses, el tejido cerebral se mieliniza,