América del Norte, que aun cuando la mujer disfrute de entera libertad para su desarrollo integral los resultados no corresponderán a sus esfuerzos. Pero el problema, así, está mal planteado. La herencia sexual acumulada en la mujer a través de tantas generaciones como cuenta la especie no puede ser contrarrestada individualmente en la evolución personal. Necesitaráse la acumulación de la causa: progreso individual continuado en varias generaciones para que la base orgánica de esa debilidad psíquica femenina, el cerebro del sexo, por decirlo así, evolucione progresivamente hasta equivaler al órgano mental del hombre.
Parecerá, que mientras el sexo femenino progrese el masculino deberá quedar estacionario para permitir el equilibrio. Absolutamente. Se reproducirá el fenómeno observado en nuestra América al asimilar la civilización europea. Implantado lo que costó milenios a sus legítimos poseedores, desarrollándose en estas tierras vírgenes con vigoroso impulso que promete equivaler en un futuro no muy lejano a la civilización engendradora, creando un tipo específico de alta cultura.
Las leyes de la imitación entrarán en juego si, con entera libertad, se ofrece a la psiquis femenina todas las oportunidades para su integral desarrollo. La emulación sexual hará, el resto en beneficio de la pareja humana. Y la función específica femenina, la maternidad, será el medio natural