y cuando se retire la posibilidad de procrear a los mal dotados.
Entonces será un hecho lo deseado por Nordau: para el mejor hombre, la mejor mujer y para sus hijos el mundo.
La biología, la sociología, la historia, las leyes y costumbres sociales, relacionadas con la Eugenia, le aportarán interesantes datos, al mismo tiempo que las investigaciones referentes a la herencia fisiológica y patológica, aclararán muchos puntos obscuros de la naciente ciencia.
Pero lo esencial es enseñar a las masas populares las condiciones individuales, actualmente bien conocidas, que permiten una buena y sana procreación.
Valiéndose de todos los medios y tan pronto como sea posible, es necesario encauzar la corriente popular en el sentido de demostrar a una gran mayoría de seres humanos la necesidad imprescindible de una "procreación consciente," es decir, "ilustrada". Hay que abordar con valor, con energía, con amor, la dignificación del instinto sexual, único que aún subsiste como en los tiempos primitivos: en estado de barbarie y eso en todas las que hoy se dicen naciones civilizadas.
Llenada esta necesidad, recién se habrá conquistado el derecho de buscar lo que debe y puede hacerse contra aquellos cuya progenie constituye un serio peligro. La naciente conciencia social se manifiesta por una mayor cantidad de poderes y deberes asumidos