Página:Camana pedagogia social.djvu/26

Esta página ha sido corregida

Hacina a la niñez, necesitada de cariño y protección maternal y social, en antros llamados cunas, hospicios, orfelinatos, casas de corrección donde centenares de niños malogran lo bueno que la herencia perpetuó en ellos y desarrollan todo lo malo que semejante ambiente artificial es capaz de engendrar.

¿Cómo desarraigar ese mal, el más grave que a la humanidad aflige puesto que es causa de profunda degeneración?

Hay un solo medio: educar humanamente y educar más a aquel que más lo precisa.

Si económicamente es imposible pedir una rápida reforma substancial del régimen por el cual hoy el Estado hace de sus huérfanos sirvientes y permite que las condiciones en que coloca a sus huérfanas hagan de ellas prostitutas; si es imposible pedir que desaparezca a plazo fijo la irónicamente llamada "Cuna" y esos pudrideros sociales que se llaman Correccionales de menores — (conste que esta crítica es universal y no exclusiva) — si no podemos arbitrar los recursos necesarios para que el egoísmo bien entendido, el instinto de conservación social, el derecho a la vida — y no la caridad, y no la protección — sean un hecho, podemos, sí, ofrecer un paliativo y un preservativo: que lentamente vaya transformándose el régimen antihumano por el tutorial que pondrá a 15 ó 20 expósitos, huérfanos o delincuentes, el amparo de una familia convenientemente seleccionada.