lo esencial de la vida. Así ¿cuál acto biológico es más profundo que la generación y cuál ha sido y seguirá siendo el más poético, sagrado y humanamente idealizado?
Cuanto más hondas sean las raíces de la realidad en la vida psíquica, tanto más humanamente ideales serán las formas con que la imaginación las vestirá.
De ahí que el verdadero ideal, generado y nutrido por lo real, por la verdad humana, sea eternamente uno y vario a imagen y semejanza del hombre que lo sintetizó.
Entre el ideal humano y la realidad no pueden jamás originarse inharmonías. Como la idea es fuerza que tiende a realizarse en lo normal, el hombre actual, al concebir mejorado, encauzará su energía para realizar en acción el tipo creado subjetivamente en ideal.
Así, con libertad relativa, coopera en la evolución la energía consciente del hombre. Producto de lo ancestral, del medio y de la educación, pero producto de conciencia más evolucionada, al elevar subjetivamente el tipo humano por medio del ideal, encauza la energía interna y facilita la posible objetivación de esa energía. El hombre forja idealmente el tipo evolucionado y la mujer lo realiza objetivándolo en el hijo. Por acentuación de los caracteres específicos, la "involución", lo conservador, lo estático, lo femenino, se objetiva al procrear; mientras que la "evolución", lo avanzado, lo dinámico, lo masculino, se subjetiva