da: ruegos, ofrendas, respeto, sumisión, agradecimiento, amor y miedo.
Luego las necesidades económicas, las relaciones familiares y sociales, la interpretación embrionaria de los fenómenos — que engendrará más tarde el derecho, la sociología, la filosofía y las ciencias experimentales — se fueron cristalizando alrededor del terror que el despliegue de las fuerzas naturales inspira al hombre, y del deseo de conocerlas: así el egoísmo es la fuente del miento religioso como lo es de todo lo esencialmente humano.
Y el miedo, la esperanza, el sentimiento de dependencia, la necesidad de protección, engendraron ensayos de explicación de, lo creado, representaciones de orden intelectual alrededor de un núcleo afectivo. Y esa curiosidad, germen de la ciencia, llevó al hombre a interpretar, por analogía, asimilando esas fuerzas a voluntades externas al mundo.
Y la necesidad de comprender y la de vivir en sociedad, esencialmente humanos, vencieron el terror, engendrando la esperanza, la curiosidad y el deseo de dominar.
El hombre — ese animal que tiene sed.de la realidad, que en su persecución es arrastrado fuera de él mismo — aspira, por intermedio de ella, a ser tan completo, tan íntimamente, como le sea posible, un ser humano. Por eso nada de lo que