porque, si ellla lleva a la clase textos y apuntes, ¿en qué tiempo, en qué "encarnación teosófica" adquirió la experiencia individual que habilita a comprender sistemas fllosóflcos generales, abstractos?
Y si se alegara que la alumna al caso es ser de excepción, un genio, diría yo que el genio no se ocupó jamás en hacer mosaicos con ajenas piedras por otros labradas: Dió lo suyo; su verdad, tosca o pulida, pero original.
¿Cómo hacer para llevar al convencimiento de profesores, padres y alumnos, que saber de memoria no es saber, que amueblar el espíritu no es desarrollarlo? La escuela, aún hoy, pese a esfuerzos individuales que se estrellan contra la rutina ambiente, cultiva la memoria mecánica (hay para ello una razón fundamental, que en otra ocasión estudiaremos. El hombre da a la inteligencia importancia capital, olvidando que ella es la resultante de la afectividad y de la voluntad: Tal interpretación errada lo lleva, dada la imposibilidad de cultivar aisladamente, por y para ella, a la inteligencia, a recurrir a falaces métodos, panaceas de Dulcamaras, que inyectan el saber sin hacerlo emerger de la experiencia y de la base humana, afectividad, voluntad, y, admirados ante lo que el espejo refleja, creen educar cuando no hacen más que embutir).
Cuánto se retiene de tal asignatura, era y sigue siendo la preocupación escolar. Por lo tanto, todo examen investiga todo el poder mnemónico: No se