con entera libertad, se ofrece a la psiquis femenina todas las oportunidades para su integral desarrollo. La emulación sexual hará el resto en beneficio de la pareja humana. Y la función específica femenina, "la maternidad", será el medio natural de impulso, de evolución, de ascensión moral e intelectual. Entonces la mujer, al sentirse madre, comprenderá que es su deber el nutrir a ese hijo en formación no sólo con aire puro, alimentos apropiados o el ejercicio necesario, sino que debe, esencialmente, moldear esa almita con tranquilidad de espíritu, con igualdad de carácter, con sana alegría, con esperanzas siempre renovadas; que debe evitarle toda repercusión de desalientos, de sinsabores, de enojos, de crisis nerviosas.
Así, bajo la influencia de la ley de amor, lo creado creará a su vez, mejorando el hijo a la madre.
Establecida la actual inferioridad femenina no cabe preguntarse porqué no nació un solo genio entre las mujeres.
Ingenieros, al estudiar la psicología del hombre de genio, establece que el genio es un alto equilibrio; que la obra genial sólo puede ser realizada por un cerebro mejor que los demás.
Si la herencia sexual ha colocado hasta ahora a la mujer en condiciones de inferioridad cerebral, ¿cómo extrañarse de que no haya un solo genio femenino en la historia de la humanidad?
Cabría la misma extrañeza ante la no producción