agregado sobre herencia sexual, aceptaremos con él que en las capas más primitivas y fundamentales de la personalidad nosotros podemos descubrir las tendencias e inclinaciones congénitas, recibidas hereditariamente como síntesis de los antepasados (mentalidad de la especie) y como síntesis del sexo (mentalidad sexual); en las capas medias están todas las adquisiciones producidas por la influencia del medio en que el sujeto evoluciona, sintetizando la común experiencia de la sociedad (mentalidad social); en las capas superficiales vemos representadas todas las variaciones estrictamente individuales, los perfeccionamientos recientes en la personalidad, los hábitos mentales que son un distintivo de cada uno antes que el patrimonio colectivo del grupo social (mentalidad individual). Estas cuatro adquisiciones sucesivas del hombre permiten comprender las evoluciones de la personalidad en sus períodos de formación, de perfeccionamiento y de disolución.
Dirásenos que mientras el sexo femenino progresa eI sexo masculino no quedará estacionario.
Entonces se reproducirá el fenómeno observado en nuestra América: Implantada aquí la civilización europea cuya conquista costó milenios a sus legítimos poseedores, desarróllase en estas tierras vírgenes con tan vigoroso impulso que promete equivaler, en un futuro no muy lejano, a la civilización engendradora.
Las leyes de la imitación entrarán en juego si,