iguales razones, en los Estados Unidos la mujer tiene en sus manos la casi totalidad de la educación infantil. Pero hay otro recurso ensayado allí con admirables resultados: el permitir que la mujer ocupe puestos directivos. No sólo el ofrecerle la conquista de la dirección de establecimientos docentes sino el hacer accesible, en igualdad de condiciones, al hombre y a la mujer, las inspecciones, las vocalías, las presidencias de los consejos de educación.
Una ojeada sobre la denigrante posición actual de la mujer que solicita trabajo como maestra o como catedrática hará resaltar la mejora moral, la dignificación que importara al magisterio el arribo de la mujer a esos puestos directivos. Pensar tan sólo que son casi exclusivamente mujeres las que solicitan y que son exclusivamente hombres los que conceden y se hallará la causa fundamental del descrédito en que ha caído la palabra "maestra".
Para el magisterio reclamamos, entonces, una orientación que arribe al personal mixto, la dignificación de esa carrera al establecer la ley orgánica del profesorado y el escalafón escolar que permita a cada maestro la posible conquista de los puestos directivos. Complemento lógico de tal ley, será el establecer, como condición previa para ocupar cualquier cargo docente o directivo, que el candidato sea "maestro" en el más amplio concepto del término.
Mixta la escuela, mixto el personal docente,