mujeres es menor al de los varones, en la totalidad de los estuclios secundarios, sitúese el Liceo o Colegio Nacional Mixto —mitad varones y mitad mujeres—, insisto en este equilibrio, en el centro de la ciudad, facilitando todo medio de acceso a él, y ábrase la inscripción.
Los alumnos llegados a la Universidad no exigen los mismos cuidados porque ya son más capaces de bastarse a sí mismos. De paso haré notar que el desequilibrio en la inscripción, ya dé más varones o ya más mujeres, es igualmente pernicioso. Remito al caso de la Facultad de Filosofía y Letras.
El único inconveniente con que la escuela mixta tropezará es aquél con que la actual escuela tropieza. Que para educar se necesitan maestros, apóstoles y no profesionales o ganapanes. Y es un hecho doloroso que está en la conciencia de todo el que a educar se dedica, que nuestras escuelas normales no forman más que al profesional. No hay en ellas ideal que vivique lo enseñado, no hay en ellas almas grandes consagradas por entero a la más noble de las tareas. A despertar en el niño y en el joven al dios que duerme en él y cuya sola promesa de apoyo es seguridad de genial afirmación en lo futuro.
Permitid que estas amargas verdades las diga quien puede hablar con conocimiento de causa, quien vió a una maestra y aprendió, en esa vida sacrificada toda a la enseñanza, cómo se educa.
Antes de analizar las causas y de proponer los