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SANTIAGO CALZADILLA

perturbadores que trastornaron la cabeza, de los oficiales costeados de Europa, los que se marearon a la vista de tantos y tan halagüeños presentes de riqueza; todo lo que se lo llevó patetas por su ambición.

¿Pero a dónde voy con tanta digresión? ¡Ah nó... Hablaba de la fortaleza de nuestros caballos cuya raza desaparece con la importación de los de raza inglesa, con los que quieren sustituirlos... Continuaremos, pues, en otro capitulo.