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LAS BELDADES DE MI TIEMPO

El Rey ha tenido a bien confirmar la sentencia precitada, y Su Alteza Real el Comandante en Jefe ha recibido las instrucciones de Su Majestad para ordenar que sea leída a la cabeza de todo Regimiento en su servicio, e insertada en todos los libros de ordenanza de los Regimientos, con la mira de que sea un recuerdo eterno de las consecuencias fatales, a las cuales se exponen en el cumplimiento de deberes importantes, que les sean confiados, los oficiales deficientes do ese celo, tino y esfuerzo personal que tienen el derecho de esperar, tanto el Soberano como el país, de los oficiales a quienes se confían los altos puestos.

El reciente fracaso en Sud América ha sido un objeto de congoja y sentimiento a Su Majestad, que siempre ha tornado un interés vivo en el bienestar, honor y reputación de sus tropas; pero ha tenido el gran consuelo —y Su Majestad ha ordenado que le sea participado al ejército— que después de una investigación muy minuciosa, Su Majestad encuentra amplia causa para gratificarse de la intrepidez y buena conducta mostrada por sus tropas últimamente empleadas en aquel servicio, y especialmente por aquellas divisiones del ejército que pelearon contra el enemigo en la ciudad de Buenos Aires el 5 de Julio de 1807, y Su Majestad piensa que si los esfuerzos de sus tropas en Sud América hubiesen sido dirigidos con la misma habilidad y energía que tan eminentemente han mostrado sus jefes en otras partes del mundo, el resultado de la campaña hubiera sido igualmente glorioso para sí mismos y de beneficio para su país.

Por orden de Su Alteza Real, el Comandante en Jefe.

HARRY CALAERT.
Mayor-General y Ayudante General
de las Fuerzas.