y que como es el VI tiene 7 bemoles, pues ordena que no hablemos mal del proxirno, ni mintamos, y otras recomendaciones que por sabidas se callan, no se lo puedo soltar por ahora, por el estado de sitio que nos pone un tapon o sea corcho en la boca. Lo veran a su tiempo, satisfaciendo asi su curioso deseo. - S. S. El autor del libro.
Juvencio Arenillas no quiere quedarse callado. Ayer me envio su contrarréplica al autor de Las Beldades de mi tiempo, la que debi demorar hasta hoy porque se le habia anticipado el Inglés Criollo, que la emprendió ayer mano a, mano con el señor Calzadilla, sin dejar hablar a nadie. Hoy habla Arenillas, como él sabe hacerlo. Yo presto gustosisima, hospitalidad a tan distinguidos colaboradores; pero me permito repetirles lo que decia aquel popular vendedor ambulantez ¡No se amontonen! Dejen que el señor Calzadilla elabore tranquilamente los capitulos de su libro y no lo atosiguen con escritos de todo calibre, obligandolo a trabar polémicas cuando necesita tranquilidad de espiritu. No oculto mis sentimientos egoistas temo quedarme sin nuevos capitulos, y la verdad es que no vale la pena Obes mas o menos. Habla Arenillas:
- Mi amigo Argos:
En esa seccion tuya, en la que mezclas y tratas con la misma rectitud de criterio y solidez de raciocinio las cuestlones politicas y sociales de mas trascendencia, como aquellas que afectan a, las mejoras materiales del municipio, un tanto descuidadas, — en esa amenisima sección en la que lo mismo me doy cuenta de las últimas novedades literarias y las flamantes herejias economicas, como del pésimo alumbrado público y de la indolencia de los inspectores municipales, - en esa tu sección, se ha servido hoy contestarme el simpatico autor de Las Beldades de mi tiempo, felicitándose, como yo a mi vez, de ponerse en relaciones con un contemporaneo de principios del siglo. Si soy dado a las antigüedades, si mas de una vez me he sentido verdaderamente deleitado siguiendo sobre las paginas de Mesonero Ro-