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SANTIAGO CALZADILLA

público porteño las representaciones liricas, que dieron principio con El Barbero de Scvilla.

Si a las composiciones de tan renombrado autor, se agrega el ser desempeñadas por artistas de verdadero mérito y talento, se comprenderá, facilmente que aquella época haya dejado en nuestra tierra un imperecedero recuerdo, que ha impreso carácter y gusto a nuestra sociedad, resultando de ahi el ser visitada la metrópoli del Plata, y sucesivamente, por los primeros artistas del mundo europeo, instrumentales o vocales.

En efecto, hacia la época a que me refiero, llegó a Buenos Aires una familia de artistas compuesta de cuatro personas. Una joven llamada Angelita Tani, de unos quince afios, linda y simpática criatura, soprano a estilo de la Patti, acompañada de otra hermana mayor que ella, contralto, y de dos hermanos, uno de los cuales era un... Abelardo escapado de la Capilla Sixtina. Titulo sobrado para cantante de primer orden. Era un tenor acabado que subia hasta el si bemol con prodigiosa facilidad; y el otro, bajo profundo y baritono, o cosa parecida, pues su garganta tenia un registro tan extenso que podia decirse abarcaba el teclado del piano, hasta la mitad.

A estos cuatro artistas acompañaba un caricato, el señor Bacani, que no ha tenido hasta hoy mismo rival; y un segundo tenor de gracia llamado Rosquellas, que desempeñaba el papel de Conde de Almaviva, con una perfección a, que jamás pudo acercarse Stagno, al cual hubiera sido necesario estañarle la gola, para libertar su garganta de esa especie de grillete que le oprimia, impidiéndole respirar, aunque le sobrara la buena intención que todos le hemos reconocido. El baritono era el mulato Viera, que resultó haber tenido tan buena escuela, que una vez en tan excelente compañia cum-