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LAS BELDADES DE MI TIEMPO

la visible oposición del pueblo que ha jugado, juega y jugará siempre a la lotería!. . . en beneficio de Montevideo ya que no en pro de la capital de la república que así se vé obligada a jugar rifas de cedulillas, a dar conciertos, a mendigar el concurso de artistas y aficionados para sostener sus establecimientos de caridad!

Hemos de ser raros, especiales en todo, hasta en principios de filosofía social. Pretendemos tapar el cielo con un harnero. La mojigatez que es ridícula en las personas, en el individuo, en las autoridades es insoportable, criminal.

A qué grado de estolidez llegará el proceder que he oído decir en Montevideo, que la Sociedad de Beneficencia estaría dispuesta a ceder en favor de la nuestra una fuerte cantidad, quizás 50 mil pesos mensuales a condición de que no se restablezca la lotería aquí. ¿Qué tal el dato?

La lotería honradamente manejada, es y será un recurso de que ninguna nación, aún la más adelantada se priva, pues la experiencia propia y la agena han demostrado la imposibilidad absoluta de extirpar esta inclinación que parece ingénita de la humanidad: de tentar y buscar la fortuna por medio de la suerte de lotería, en que se compra con la probabilidad de ganar una cantidad inmensa, con el peligro de perder una suma relativamente insignificante.

¿Creen nuestros legisladores arrancar de la mente del pueblo este ideal con prohibir el juego? No ven el absurdo que resulta?. . . El pueblo dueño de su playa juega a su vista y paciencia favoreciendo a los agentes clandestinos, que le ofrecen la grande de Montevideo, diariamente a domicilio cuando no en lugares más públicos...

Pero aún hay más todavía — y es que el pueblo mismo aparece más cuerdamente práctico y aún