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LAS BELDADES DE MI TIEMPO

no contaba el Congreso, ni por el número ni por la forma en que se introduce.

Se ha hecho constar que de parte de la inmigración europea se depositan en el torno sus productos por la noche, para venir al dia siguiente a ofrecer sus servicios en calidad de ama de leche. Qué admirable combinación económica! parece propia y genuina de esta época del oro a 400%, pero no; no es de ahora. Este negoaia se ha importado como tantos otros, desde el viejo mundo. En Chile se hacia desde mucho tiempo aria y era admirablemente reglamentado en Santiago, la capital, cuando se puso a, la cabeza de la Sociedad el célebre don Pedro Fuensalida, cobrador del peaje del puente de piedra.

La Sociedad de Beneficencia sin pérdida de tiempo debe presentarse al H. Congreso, en las actuales sesiones, solicitando la derogación de la ley que prohibe el juego de la loteria, con cuyo producto sostenia los establecimientos de caridad con holgurra. Todos los paises que tenian y abolieron la institución, la han restablecido.

Aqui se la abolió por inmoral, según se dijo. Pero para gentes tan avisadas y despiertas como son los miembros de nuestras autoridades legislatlvas, no se comprende semejante bisoñeria.

Nos estamos haciendo la burla del paraguayo; pues mientras se prohibe la venta de billetes de la loteria de Buenos Aires, a la sombra de esa ley y con el incentivo de todo lo vedado, los billetes de la loteria de Montevideo se expenden cada vez en creciente cantidad. No hay más que recorrer los lugares de concurrencia, los Establecimientos públicos, los cafés, fondas, hoteles, etc., para encontrar ese enjambre de jóvenes que se cruzan y reproducen al infinito vendiendo billetes y ofrecien-