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SANTIAGO CALZADILLA

Beneficencia, es una de las creaciones más trascendentales de esa época: ¡Qué de benéficios resultados no ha recogido la Sociedad de esa institución! Lo que hoy todo el mundo ha aprendido y sabe por experiencia y por tradición, fué para Rivadavia una revelación de su genio. ¡Quién le hubiera dicho que en la época de la mayor prosperidad y grandeza, en la época del lujo, del derroche, cuando las fortunas se improvisaban por millones, habían de faltar los recursos para el sostén del más piadoso de los Establecimientos, y que había de llegar un momento en que la generosa, la culta Metrópoli del Plata sería sorprendida con un grito de angustia de mil criaturas... y la noticia de que la Cuna estaba para ser clausurada por falta de recursos...: que el Gobierno mismo estaba atrasado en el abono de meses de los fondos votados para su sostenimiento!

Felizmente la sociedad, el pueblo todo y hasta del interior han venido en auxilio y ayuda de la célebre institución que, merced a esto y a los titánicos esfuerzos de las piadosas y beneméritas matronas, se halla en pie, salvada de la ruina; y las pobres criaturas objeto de mi tierno y diurao afán, salvadas también de la miseria y del abandono. Dejemos fijada la fecha de estas consideraciones... para noticia de los supervivientes de estos hechos que han tenido lugar entre los meses de Mayo y Junio de 1891; ellos marean el período más intenso de esta crisis, que durante la administración que cayó en Julio, dió en llamarse “crisis del progreso”.

Así será, pues seguimos progresando... con el oro entre 390 y 400. Más volviendo a lo de la Cuna debo agregar aquí que la inmigración le proporcionará un gran contingente con el cual, de seguro,