Página:Bug Jargal (1920).pdf/222

Esta página ha sido corregida
218
 

sou!¿Cómo no me sospeché algún acto de perfidia? ¡Oh! ¡No es negro, es un mulato!

—¿Qué significa eso? ¿Qué promesa? ¿Qué perfidia? ¿Quién es ese Biassou?—dijo María atemorizada.

—Cállate, cállate—le repetí en secreto a Bug-Jargal—; cállate, no la asustemos.

—Pero bien—me preguntó con tono sombrío—, ¿cómo consentiste en hacer tal promesa? ¿Por qué se la diste?

—Te creía ingrato, creía perdida a mi María; ¿qué me importaba el vivir?

—Pero una promesa verbal no puede obligarte con ese infame.

—Le empeñé mi palabra de honor.

Se quedó recapacitando, como para procurar comprenderme.

—¡Tu palabra de honor! ¿Qué es eso? ¿Habéis bebido en la misma copa? ¿Habéis roto entre los dos un anillo o tronchado una rama de arce con sus flores rojizas?

—No.

—Pues bien, ¿qué es lo que quieres decir? ¿Cómo has podido ligarte?

—Mi honor—le repliqué.

—No sé lo que eso significa; nada hay que te empeñe con Biassou: ven con nosotros.

—No puedo, hermano; lo he prometido.

—No, no lo has prometido—prorrumpió con arrebato.

Y luego, alzando la voz: