Página:Bug Jargal (1920).pdf/197

Esta página ha sido corregida
193
 

dando en tono balbuciente mil disculpas, a que sólo contestó Pierrot con un gesto de desdén.

Aunque no me había causado sorpresa el respeto de los soldados negros hacia Pierrot, al mirar a Candi, uno de sus principales jefes, humillarse de tal modo ante el esclavo de mi tío, empecé ya a preguntarme a mí propio quién pudiera ser este hombre, cuya autoridad tan grande parecía. Y mucho subió de punto tal idea cuando vi al generalísimo, que se hallaba solo en el momento de nuestra entrada, comiendo con gran sosiego, levantarse precipitadamente al aspecto de Pierrot, y, disimulando su inquieta sorpresa y su violento despecho bajo la capa de respeto el más profundo, hacer una humilde reverencia a mi compañero y ofrecerle su mismo trono de caoba. Pierrot rehusó admitir la oferta.

—Juan Biassou—le dijo—, no he venido a usurpar tu puesto, sino sólo a pedirte una gracia.

—Vuestra Alteza sabe—respondió Biassou redoblando sus saludos—que puede disponer de cuanto dependa de Juan Biassou, de cuanto Juan Biassou posea y aun de su misma persona.

El título de Alteza que confería Biassou a Pierrot aumentó más mi asombro.

—No quiero tanto—repuso Pierrot con empeño—. No te pido otra cosa que la vida y la libertad de este prisionero.

Y, al decir esto, señaló hacia mí. Biassou se quedó por un instante como cortado; pero su indecisión fué breve.

Bug-Jargal
13