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muerte de Bouckmann no podrá producir mal efecto en la tropa?

—No eres tan sencillo, Rigaud, como aparentas—replicó su jefe—; mas ahora vas a juzgar a Biassou. Haz que el mensajero se retarde en entrar un cuarto de hora, y eso basta.

Entonces se acercó al obí, que durante esta conversación, escuchada por mí tan sólo, había comenzado su oficio de adivino, examinando los signos de sus frentes y de la palma de sus manos y repartiéndoles más o menos felicidad venidera, según el sonido, el color y el tamaño de la moneda que cada cual de ellos echaba a sus pies, en una patena de plata dorada. Díjole Biassou unas breves palabras al oído, y el hechicero, sin detenerse, continuó sus observaciones de adivinanza.

—El que lleva en medio de la frente—decía el obí—, en la arruga del sol, una figura pequeña cuadrada o en triángulo, hará una gran fortuna sin afán ni trabajos.

La figura de tres S. S. S. juntas, en cualquier lugar de la frente que se hallen, es un signo muy funesto. Quien la lleva se ahogará sin remedio si no huye del agua con sumo cuidado.

Cuatro líneas que arranquen de la nariz y a pares se arqueen por encima de los ojos, anuncian que algún día habrá de caer el sujeto prisionero de guerra y de gemir cautivo en manos de los extraños.

Aquí el obí hizo una pausa.

—Compañeros—añadió con gravedad—: tenía