Página:Bug Jargal (1920).pdf/110

Esta página ha sido corregida
106
 

solví entonces a dirigirle la palabra, y le pregunté en dialecto criollo si pertenecía a la división del Dondon o de Morne-Rouge. Se detuvo, y me replicó con gesto de orgullo:

—De Morne-Rouge.

Me vino luego a las mientes un pensamiento. Había oído hablar de la generosidad del caudillo de estas fuerzas, Bug-Jargal; y aun dispuesto sin pena a recibir una muerte término de todas mis desdichas, la idea de los tormentos con que vendría acompañada si la recibía de manos de Biassou, no dejaba de inspirarme algún espanto. Apetecía morir sin pasar por tales suplicios. Tal vez fuera esto en mí un acto de flaqueza; pero creo que en semejantes momentos la naturaleza del hombre retrocede siempre horrorizada. Imaginéme, pues, que si podía escapar de las garras de Biassou, quizá obtendría de Bug-Jargal una muerte sin tormentos: la muerte de un soldado. Así le pedí a este negro que me condujera a la presencia de su caudillo; se estremeció y repitió el nombre de Bug-Jargal golpeándose con desesperación la frente, hasta que, pasando con rapidez a expresar la ira en su semblante, me gritó, enseñándome el puño cerrado:

—¡Biassou, Biassou!

Y, tras este nombre de amenaza, se apartó de mi vista.

La cólera y el dolor del negro me recordaron aquella circunstancia del combate que nos hizo imponer la captura o la muerte del caudillo de