En él se encuentran sumergidos todos los cuerpos, no como un sólido en el seno de un flúido, desalojándole del espacio que ocupa, sino que en él se bañan por igual hasta las últimas partículas que los integran, estableciéndose la ligadura entre ambas substancias, materia y éter, gracias a las cargas eléctricas que son elemento integrante, quizás único, de aquélla.
13.
Pero si el éter es el soporte de los campos y , cuando hablamos de velocidades de estos campos en las leyes fundamentales, ha de entenderse respecto de un sistema de referencia ligado a él, y los fenómenos que se produzcan por efecto del movimiento de los cuerpos dependen esencialmente de la respuesta que se dé a la siguiente pregunta: la materia en su movimiento ¿transporta al éter que la empapa? La hipótesis de Hertz, que discutí más arriba, equivale a que aquélla sea afirmativa, que hemos de convenir se ofrece al espíritu como la concepción más sencilla.
Mas los experimentos recordados antes por vía de ejemplo, prueban que es indispensable renunciar a tal hipótesis y suponer, bien un arrastre parcial del éter, según admitió Fresnel y de donde procede el nombre del coeficiente φ, bien su reposo absoluto en tanto los cuerpos se mueven en su seno, solución ésta, indudablemente, más lógica. Claro que entonces es indispensable explicar el arrastre parcial que