lo más cómodo relegarla al papel de magnitud auxiliar desprovista de sentido físico.
Tal fué la razón última del movimiento crítico que se produjo en el último tercio del siglo anterior, y que llegó a su fase máxima con la obra póstuma de Hertz. Pero hoy el problema se plantea en una forma totalmente diversa; la masa no es un coeficiente específico, sino una función de la velocidad, según veremos más adelante. De otro modo: la hipótesis sencilla que le atribuyó aquel carácter es insostenible, y nos aparece como un concepto tan complejo por lo menos como el de fuerza, y sin que de él podamos formarnos ninguna imagen intuitiva. Por todo ello juzgo que es menester volver los pasos sobre el camino andado y admitir la fuerza como una noción primera, según se hacía por Newton.
5.
Continuando el esbozo de la Mecánica que venía haciendo, consideremos un sistema de puntos materiales, en vez de uno aislado, entre los cuales se ejerzan ciertas acciones. Estas fuerzas satisfacen a una condición que constituye el tercero de los postulados de Newton: la acción que el punto material A ejerce sobre el B es igual a la reacción del B sobre el A. Aparte de tales fuerzas, que llamaremos internas, pueden existir otras procedentes del exterior.
Dicho se está que cada punto material posee su cantidad de movimiento, que en general podrá variar de unos a otros con una cierta independencia: toda