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B. CABRERA

cia, que consiste en afirmar la necesidad de una acción exterior, o fuerza, para cambiar ${\vec {G}}$: cuando ésta no existe, ${\vec {G}}$ será constante, y por tanto ${\vec {v}}$, de modo que el movimiento habrá de ser rectilíneo y uniforme.

Cuando la fuerza actúa, su efecto se puede considerar bien en relación al tiempo durante el cual se produce la acción, bien respecto a la porción de trayectoria que recorre el móvil mientras está sometido a ella. En el primer caso, la acción de la fuerza se denomina impulso, y Newton admitió, como un segundo postulado, que dicho impulso, medido por el producto de la fuerza ${\vec {F}}$ por el tiempo dt que dura la acción, es numéricamente igual al incremento el $d{\vec {G}}$ de la cantidad de movimiento. Así ${\vec {F}}dt=d{\vec {G}}$ o ${\vec {F}}={\frac {d{\vec {G}}}{dt}}$. (3, 2)

En la hipótesis particular que ha dominado en la Mecánica clásica, ${\vec {G}}=m{\vec {v}}$, donde m es independiente de ${\vec {v}}$, la última ecuación toma la forma bien conocida
${\vec {F}}=m{\frac {d{\vec {v}}}{dt}}=m{\vec {a}}$, (3, 3) llamando ${\vec {a}}$ la aceleración del movimiento.

Cuando se refiere la acción al camino recorrido se