piedad exclusiva de aquellas superficies en que la geometría de las figuras es la de Euclides (plano).
En lo que precede van señalados algunos criterios con los cuales el homoide podría reconocer la curvatura de su mundo; o también la disconformidad de la geometría experimental con la deducida de los postulados de Euclides. Ciertamente, le faltaría toda representación imaginativa con que esclarecer aquel concepto, pero llegaría a formarse una idea justa del mismo que le permitiría razonar con claridad y derivar las propiedades métricas características de su espacio.
55. Vengamos de nuevo a nuestro propio Universo. Vimos anteriormente que para un observador con movimiento variado el intervalo tiene la forma
dsi = Y gi dz: d3;, ij
irreductible a la expresión cuasi-euclidiana dsi = dx? + dl + dí—dx.
El principio de equivalencia dije también que obliga a la afirmación de que otro tanto ocurre con los campos gravitatorios; de modo que el fracaso de la Geometría euclidiana, aun extendida en la forma indispensable para incluir la métrica del Universo de la relatividad restringida, es inevitable. Y claro es que dicho fracaso alcanza a la Geometría del espacio
FUNDACIÓN
- se) JUANELO ASÍ] TURRIANO