En definitiva, parece claro que la posibilidad de conocer la aceleración se nos escapa tanto como la de la velocidad de conjunto del sistema de referencia, resolviéndose el contraste señalado entre los dictados de la filosofía y las conclusiones de la ciencia, del modo más en armonía con los gustos de los espíritus de tendencias filosóficas, como el de Einstein.
46. Es conveniente poner en evidencia sobre ejemplos concretos la repetida equivalencia de la aceleración de los ejes coordenados y de un campo de fuerzas, con lo cual se logra, además, fijar los caracteres que a éstos se han de atribuir. Para este fin, dicho se está que los casos de movimiento uniformemente variado y de rotación uniforme han de ser los más adecuados, puesto que en ambos la aceleración es constante.
Imaginemos con Einstein un laboratorio sui generís: una caja cerrada en cuyo interior existe el instrumental y personal necesarios para realizar cualquier experimento. Además, la supondremos bastante alejada de todo cuerpo celeste para que los objejos en ella colocados no experimenten ninguna atracción gravitatoria sensible: uno de ellos abandonado en un lugar del espacio libre, sin contacto directo o indirecto con las paredes, permanecerá en él indefinidamente; un péndulo separado de su posición normal, tampoco volverá a ella. Es más, no existiría nin FUNDACIÓN
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2) TURRIANO