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son como cintas sin in; cuando se los cree acabados renacen de símismo Ser marcha, se marcha y se marcha y siempre queda camino delante, y nunca se llega á aquel sembrado ó á aquel lugarejo que parecían tocarse con la mano. Se les toca, y vuelven á alejarse como nuestra sombra cuando andamos de espalda al sol: creemos pisarla, y la sombra huye y huye siempre delante de nosotros.

Ya están los segadores en el haza. La mayor parte son gallegos, gente dura, áspera y sana como los castaños de su tierruca, buena madera para el trabajo, el alma blanca bajo tosca envoltura, como la castaña bajo el erizo. Vienen de sus montañas y valles pintorescos á cortar el pan de Castilla, pero no para comérselo. Sic, vos, non vobis..... Ellos no lo tienen en sus campiñas ni se lo llevan de las castellanas. Gracias si al volver al lugar abandonado pueden llevar un puñado de maíz á las mujeres y á los hijos que allí dejaron. Vienen huyendo del hambre para dar de comerpor sus manos á España.Es el ejército del trabajo: no invade para saquear, sino para beneficiar. Armado de la hoz, el arma de la vida fecunda, que mata las mieses para criar á los hombres, se despliega en larga fila delante del sembrado y empieza su campaña; campaña silenciosa, sin estruendo de cañones ni alaridos de muerte. Ni un ruido en el aire, encalmado con esa quietud abrumadora de los días de verano. Sólo abajo, casi á flor de tierra, se oye el golpe de la hoz y el alentar acompasado de los