España muy rico y sustentado del erario público? Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento, y con mucha agudeza dijo: Si necesidad ha de obligar á escribir, plega á Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico á todo el mundo. De aquí, á no tener otro dato mas positivo, hubo de sacar D. Antonio Capmany la especie de que CERVANTES fué solicitado con muy ventajosos partidos para ir á Paris á enseñar la lengua española, proponiendo sus propias obras por modelo de lenguaje. Si esta noticia fuese cierta, no se hubiera podido elegir mas hábil maestro ni texto mas autorizado para una enseñanza que era entonces comun en toda Europa, y especialmente en Francia, donde segun decia CERVANTES, ni varon ni mujer dejaba de aprender la lengua castellana. Pero aun así, ni la edad, ni el estado decadente de su salud, que anunciaba ya el próximo fin de sus dias, le hubiera permitido ir á recibir en pais extranjero el premio que no pudo obtener de sus compatriotas.
En los últimos meses de 1615 salió por fin á luz el complemento de la grande obra que todas las naciones nos envidian. Fué acogida con aplauso por el público, y derramose por todas partes. Solo la Inquisicion, á pesar del exámen sufrido, quiso revisar la obra; y la minuciosa severidad con que verificó el expurgo puede conocerse por la inocencia de la única frase que tuvo el gusto de tildar. Reprendiendo la duquesa á Sancho Panza en el capítulo xxxvi, por la demasiada blandura con que llevaba el importante negocio de los azotes para el desencanto de Dulcinea, le dijo en hora menguada: y advierta Sancho que las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito, ni valen nada; proposicion que en buena teología puede no ser rigurosamente exacta, pero que léjos de ser malsonante, mas bien parece una paráfrasis de aquella enerjica expresion del sagrado texto: Tepidus es? Vomam te, y en una obra de este género bien puede permitirse alguna ponderacion. Pero entonces la tibieza solamente era un delito cuando se trataba de delatar, de perseguir, de hacer mal; cuando se trataba de hacer bien, toda indolencia era excusable. Los que habian perseguido á Fr. Luis de Leon.
á Benito Arias Montano, al P. Juan de Mariana, debian cebarse en CERVANTES en aquello poco á que se pudieron asir, pues no era justo que se librase de la suerte comun á los hombres mas eminentes en letras y en piedad. De esta curiosa noticia no hemos encontrado rastro alguno en los autores que han escrito sobre CERVANTES, y la hubiéramos ignorado nosotros, si nuestro eruditísimo amigo D. Luis de Usoz y Rio no hubiese llamado sobre ella nuestra atencion, con presencia del índice expurgatorio publicado en 1619, y de la edicion de 1615.
Ateniéndonos en la nuestra á tan indeclinable autoridad, hemos restituido el texto á su pureza original, seguros de que nadie se escandalizará, y ménos despues de esta advertencia.
No en vano se acogió CERVANTES á la sombra del cardenal arzobispo de Toledo D. Bernardo de Sandoval y Rojas, que como inquisidor general harto tendria que hacer con su consumada prudencia en contener á aquellos frenéticos. Este principe ilustrado, modelo de sólida virtud y amparo de los sabios honrados y menesterosos, estaba socorriendo hacia algun tiempo á CERVANTES con una pension, y con otra igual á Vicente Espinel. Despensero del patrimonio de los pobres y tio del duque de Lerma, quiso á la vez reparar una injusticia social y atenuar hasta cierto punto las faltas de un individuo de su familia.
CERVANTES, hombre de religion sincera é ilustrada, se habia alistado en la congregacion que todavía subsiste en el oratorio de la calle del Olivar, y que entonces celebraba sus ejercicios en el convento de la Trinidad, y fué recibido despues en la Orden Tercera de San Francisco.
Esta fué la moda de aquellos tiempos, y no era bien mirado quien no la seguia, desde los reyes y grandes señores hasta los artesanos, de quienes decia el licenciado D. Pedro Fernandez de Navarrete, que con tanto número de cofradías andaban la mitad del año atendiendo mas á las emulaciones y disputas, que á la devocion y á los medios de su honesta subsistencia. Esta confraternidad facilitaria á CERVANTES el cultivar algunas buenas relaciones, y mitigar las amarguras de una vida apesarada que por momentos se iba acabando.