le por los europeos, sus provincias de Tarapacá, recientemente conquistadas por sus armas, se le presentaron ciertos embajadores Tucumas (del Tucuman) i le dijeron:—«Te hacemos saber que léjos de nuestra Tierra, entre el Sur i el Poniente, está un gran Reyno llamado Chili, poblado de mucha Gente; con los cuales no tenemos comercio alguno, por una gran cordillera de Sierra nevada que ay entre ellos i nosotros; mas la relacion tenemos la de nuestros Padres i Abuelos. I pareciónos dártela para que ayas por bien de conquistar aquella Tierra» [1].
Tal fué el oríjen del descubrimiento, conquista i avasallamiento incarial de los valles de Chile, que con veinte mil hombres i en seis años de campañas, o mas bien, de marchas, consumó el famoso Sinchirucha, jeneralísimo del inca Yupanqui, «acompañado de dos maeses de campos (lugar-tenientes) del linaje de los incas—agrega Garcilaso—que no saben los indios decir como se llamavan». Herrera acoje esta misma version, atribuyendo la jeneralizacion de aquel nombre a la guerra mas que al oro, i de esta misma opinion fué el famoso viajero Frezier al tratar esta cuestión [2].
I de esta suerte queda establecido el hecho histó-
- ↑ Garcilaso, Comentarios Reales, parte I, páj. 161.
- ↑ Antonio de Herrera.—Década VII, lib. I.—Frezier, Voyages dans la Mer du Sud.—Paris, 1716, páj. 104.