Uno de los primeros en volver la espalda a la acariciada ilusion de tantos siglos fué precisamente cierto caballero de Valdivia que habia escrito, segun confesion propia, no ménos de cuatrocientas fojas de los autos de prueba de los Césares, en tiempo del coronel Espinosa, i cuyo retumbante nombre se escribia i deletreaba como sigue: «don Pedro de Viavro Martinez de Bernavé, infanzon de sangre».
Para probar la falsedad de las pruebas que habia recojido, escribió el infanzon otros tantos centenares de pájinas que existen inéditas (i así se quedarán probablemente) en la Biblioteca Nacional con el título de la Verdad en campaña. —«Vidaurre contra Vidaurre.»
El juicioso i erudito cosmógrafo del Perú, tan a menudo citado por Humboldt, don Cosme Bueno, i que a la sazon publicaba en Lima su interesante i exacta Descripcion de la provincia i obispado de Concepcion, se empeñaba tambien en desvanecer los últimos vestijios de aquella tradicion, que habia dejado de ser rara i novelesca para ser solo insensata.—«Lo que acabamos de decir—escribia, en efecto, el cosmógrafo mayor del Perú, a propósito de la total despoblacion de Osorno cuando la rebelion jeneral de 1600—falsifica, o a lo ménos, debilita la noticia que se remitió de Valdivia el año de 1774, de hallarse una ciudad de españoles descendientes de los de Osorno, situada en un península dentro de la la-