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ne el proyecto de Orejuela ciertos bisos de útil, conbeniente i adactable; pero visto a fondo por hombres de esperiencia i refleccion, luego que se le quita el primer dorado, descubre, como la píldora, su mal aspecto i el Beneno que envuelve contra el estado, contra el real horario, contra el comercio, contra todos los Basallos Pobres i Ricos, contra el Culto divino de estos Reinos, contra las relijiones, contra la agricultura i la subsistencia de estos dominios»...... [1].

¿Podian acumularse mayores improperios i mas desaforados desatinos contra una medida inocente,


  1. Libro de actas i acuerdos del Juzgado de Comercio de Santiago, sesion de 26 de setiembre de 1781, que orijinal tenemos a la vista. Entre otras firmas, este singular documento que consigna la sustancia de las ideas económicas de nuestros mayores, ostenta auténticas las siguientes:—José Perez García, el historiador i que probablemente fué su redactor, porque firma el primero; Antonio de la Lastra, padre del jeneral de este apellido; Miguel de la Cavareda, Celedonio de Villota, Salvador Trucios, Santos Izquierdo, Diego Francisco Valero, Francisco Bezanilla, Roque Francisco de Huiei, Pedro Fernandez Palazuelos, Domingo Díaz Muñoz, i muchos otros que han dejado larga sucesion en Chile, i todo lo cual pasó «ante mi Justo Vores del Trigo, escribano público i de comercio».

    El historiador Carvallo (vol. II, páj. 425) dice que la cantidad que se proponia amonedar Orejuela era medio millon de pesos (dos millones dice Perez García) i vender el cobre amonedado como si fuera plata, lo que nos parece mi enorme destino del cronista Valdiviano, como otros tantos que comete a cada paso, i agrega que la junta de comerciantes concluyó informando que «aquella moneda seria imajinaria i en ese caso lo mismo tenia acuñar suela que cobre».

    Es notable el hecho de que ninguno de los historiadores de Chile que corren impresos dan la menor cuenta de los Césares; con escepcion de Carvallo; pero aun éste se contenta con prometer su historia en un tercer tomo que nunca escribió. «En la segunda parte de la obra hablaré de estos colonos,» es todo lo que dice en la nota 135 de su crónica. Por esto podrá juzgar el lector del valor histórico de los hechos que hoi sacamos a luz.